miércoles, 28 de septiembre de 2016

La Revolución Industrial


No es cosa de 200 años atrás que el ser humano haya comenzado a preocuparse por transformar la naturaleza que lo rodeaba en algo funcional para su propio beneficio. Es cuestión de remontarse miles de años atrás cuando la civilización humana comenzaba a formarse. Cazaba animales debido a la necesidad de alimento, de la misma manera en que hacía uso de las pieles para cubrirse del frío. 

Básicamente, desde su origen esa necesidad ha existido al igual que la industria. Sin embargo, no fue sino hasta el siglo XVIII que la transformación de dichos recursos naturales y necesidades humanas se les tomó como el punto de partida para el nacimiento formal de la industria. 

Es a partir de aquel momento que a este proceso de cambios se le conoce mundialmente como la Revolución Industrial. Todo un proceso de cambio tanto económico, como tecnológico, social y cultural, que se desarrolló en Europa a partir del siglo XVIII, el cual dio paso a la transformación del mundo en donde surgieron diversas personalidades que hicieron posible el proceso de industrialización: Denis Papin con la primera máquina de vapor (1712), James Watt con su máquina de doble acción (1784), Trevithick con la locomotora (1a máquina de vapor de alta presión, 1796) y la invención de la hélice (1832).

Con el inicio de la máquina de vapor y de la máquina de hilar, un verdadero cambio industrial se iba gestando, pues las materias primas que fueron implementadas con ellas (carbón, algodón) dieron pie a ello. El carbón es tomado como fuente de energía para la máquina de vapor, que a su vez es aplicada a la industria del transporte, tanto al ferrocarril como al barco de vapor. A su vez, el algodón es desarrollado gracias a la máquina de hilar dentro de la industria textil, la cual requiere de maquinaria industrial, otorgada por al industria siderúrgica (hierro).

Estas innovaciones tecnológicas dan lugar a una producción en masa con abaratamiento de costos y aumento de beneficios, promocionando de dicha manera la inversión. Por otra parte, un gran número de familias, acostumbradas al trabajo en sus hogares y a la artesanía local, se fueron trasladando del campo a la ciudad, en donde el trabajo ya no era en casas, sino en lugares especializados para la realización y transformación de materias primas (fábricas), aunado a jornadas laborales interminables.

Entrando ya la primer década del siglo XIX, aproximadamente un millón de familias se encontraban ya en el ambiente de la ciudad y de igual manera viéndose desplazadas por las máquinas, pues eran ellas quienes realizaban el trabajo con mayor rapidez y eficacia, principios fundamentales en la producción industrial.

Londres, viviendo en un ambiente de riqueza y miseria a la vez, se veía cegada por la riqueza de las hilanderías, por las supuestas ideas progresistas de la época, que a su vez intentaba sensibilizarse, toda una ambivalencia.

Gracias a la Revolución Industrial, Inglaterra se convertía en una potencia mundial, considerada como el centro fundamental de la construcción del socialismo y de un liberalismo económico, generando así las futuras teorías evolucionistas de Darwin.

La estabilidad política (gracias al régimen estable) y la estabilidad económica (debido a la revolución industrial) de Inglaterra, generaban en ella libertad de pensamiento, se discutían y se generaban ideas. Es por eso que los altos gremios, asociaciones, oficios y un sinnúmero de personajes viajaban a Inglaterra, pionera de una revolución, centro del mundo que marcaba el rumbo hacia una sociedad industrializada, gozando de libertad política gracias a la estabilidad de su sociedad.

La Revolución Industrial, como se puede ver, tuvo sus razones por las cuales inició y que no hubiera podido ser sin el desarrollo de la industria del transporte, encargada de llevar la mercancía producida hacia los mercados donde se consumían y que de la misma manera, el desarrollo de las vías de comunicación fue una condición necesaria, ya que hacía más rápido el transporte de la mercadería y el traslado de la población a las tareas laborales.

Cualquier tipo de cambio, sea chico o grande, es de vital importancia para la formación de una nueva mentalidad que evolucione con el paso del tiempo para así seguir con el proceso de innovación que facilitarán los futuros procesos tecnológicos de la época.

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