miércoles, 26 de octubre de 2016

"El Grito" de Edvard Munch


Arrancamos con una serie de los cuadros más extraños del mundo hasta la actualidad. 

La pintura, dejando de lado la corriente realista, es y será siempre enteramente subjetiva. Habrá algunas pinturas que puedan generar en el espectador sentimientos diversos, ya sea felicidad, alegría, miedo o bien, angustia, invitando a la más profunda interpretación de una determinada obra de arte.

Es así que en esta primera edición de la serie "Los cuadros más extraños del mundo" le damos la bienvenida a "El Grito" del gran exponente noruego de la corriente expresionista: Edvard Munch (1873-1944). 

Este cuadro representa uno de los cuatro cuadros que se consideran, como bien lo había mencionado ya, capitales del expresionismo. Recordemos que el expresionismo es una corriente artística que va en busca de la expresión de los sentimientos y emociones del autor más que la representación de una realidad objetiva, la cual revela el lado pesimista (una angustia existencial) de la vida generado por el contexto histórico del momento.

En fin, regresando a la interpretación de esta obra de arte, existen dos de ellas. En la primera, se presenta al protagonista de una manera aterrorizada y gritando silenciosamente o bien, tapándose los oídos con el objetivo de no escuchar el grito del mundo y de la naturaleza. 

La segunda interpretación, nos muestra una versión de que dichas obras no son más que el producto de la enfermedad maníaco-depresiva padecida por su autor. Después de ser tratada su condición, no volvió a pintar más este tipo de obras.

Como es bien visible, el objetivo del autor no es recrear la realidad, sino utilizarla para la expresión de un sentimiento de angustia y soledad. Es por tanto, una obra en donde impera lo expresivo de lo narrativo, mostrando los aspectos más negativos del ser humano o bien, de la sociedad que más atrae al pintor, prisionero de sus propias experiencias.

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