miércoles, 12 de octubre de 2016

Los gatos en el Antiguo Egipto


Los gatos formaron parte de la cultura del antiguo Egipto, como compañía en el hogar, al igual que objeto de adoración.

Es desconocido el momento exacto en que los egipcios iniciaron la domesticación de los gatos, sin embargo se considera que fue alrededor del año 2000 A.C. Eran llevados por sus amos como animales de compañía al momento de la caza y se edificaban estatuas de estos mismos animales como medio de protección para el hogar en contra de los espíritus malignos.

A pesar de que los gatos no son descendientes directos de los leones, son felinos y los egipcios los asociaban con dicho animal, grande y poderoso que con un simple rugido ejercía un poder dominante extraordinario sobre toda su manada. Estos eran identificados con la figura del sol, el cual para ellos era un elemento de suma importancia, ya que si dios principal era Ra, el dios sol, quien moría con la caída del sol por el oeste y volvía a nacer con el amanecer del este.

Sin embargo, siempre corría constante peligro durante su travesía nocturna, temiendo un posible ataque de sus enemigos. Es en ese momento donde la figura del león, cuyos ojos reflejan los rayos del sol, combatiendo la oscuridad y protegiendo así al dios Ra. Es así que los gatos terminan asociándose a la figura del león, siendo sus ojos quienes combaten la oscuridad, llegando a ser los animales más sagrados en esta cultura con todo y sus réplicas en templos y pirámides con el objetivo de ofrecer su protección a los dioses.

Al ser el máximo protector de los dioses, el gato se convierte en un semi-dios que no puede ser propiedad de ningún humano a excepción del faraón, quien por obvias razones era la persona que tenía el honor de tener propiedad y domesticar a dicha criatura sagrada. Por lo tanto, se encontraban bajo la protección del mismo faraón, prohibiendo legalmente, bajo pena de muerte, su venta y cualquier tipo de daño hacia ellos.

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